lunes, 29 de enero de 2018

El catalán como requisito en la sanidad


Artículo publicado en el periódico El Mundo de Baleares el 27 de enero de 2018



http://www.elmundo.es/baleares/2018/01/27/5a6c5337468aebd9108b4578.html



De forma periódica y repetida en el tiempo los gobernantes de la progresía Balear se lanzan a exigir que los profesionales del mundo sanitario, que están aquí en Baleares, se adapten al requisito de tener reconocido un nivel de catalán si quieren quedarse a trabajar en la sanidad pública.

Al tiempo que hacen eso, se inventan procesos “transitorios” -de más o menos corta duración- que excepcionan al personal sanitario de cumplir con ese requisito que ellos mismos se han preocupado en exigir. Es decir, un absurdo.

Parece como si cada vez les dieran una “última oportunidad”, sin caer en la cuenta de que cada vez acaban haciendo lo mismo. Es como el día de la marmota.

Y así están, de forma reiterada se dedican a aplicar la excepción a la norma general -que es para ellos el exigir el catalán- para salvar los muebles, decidiendo que habrá excepciones para no exigirlo en algunos casos, como si eso fuera una “dávida” o un gesto “generoso” del gestor político.

Bien saben que lo que realmente pasa es que no les queda más remedio, porque sino dejarían sin servicio muchas especialidades y servicios. Pero eso sí, cada vez añaden la coletilla de que “de ahora en adelante ya todos habrán de tenerlo” y por tanto, sí o sí habrán de sacarse el pertinente título.

El motivo de que esto ocurra cada vez es claro: los gestores de la progresía balear ven la cuestión del personal sanitario como si fuera algo estático, fijo, lo que evidentemente es un error manifiesto. Y es que la realidad no es estática, sino dinámica. Y me explico.

Es por todos conocido que en la sanidad balear hay dificultades para cubrir las plazas pues no hay personal local, de las islas, para cubrirlas. Esto, que es complicado en Mallorca, deviene una tarea enormemente dificultosa en las dobles insularidades de Menorca e Ibiza y en la triple insularidad de Formentera.

Por eso cada convocatoria de plazas ha de hacerse mirando de atraer personal formado de otras Comunidades Autónomas, o dicho más claro, de las otras regiones de España. Y aquí está el primer impacto de este problema.

El estudiante de la sanidad, en sus diferentes ramas de medicina, enfermería, técnicos sanitarios, auxiliares, etc., que estudia en otras regiones y que está acabando sus estudios, cuando alza la mirada para ver qué futuro puede labrarse en España, en ese momento comprueba que, para poder presentar la instancia y cubrir una plaza en Baleares, resulta que le exigen un título de un idioma que les es totalmente desconocido en la mayoría de los casos. Es evidente que en ese momento su decisión, que va a condicionar su carrera profesional y también nuestra sanidad balear, será la de priorizar las otras opciones en las que no le pidan este requisito. Esto es obvio.

Sin embargo la Consellera, sin rubor alguno, afirmó que no le constaba que el catalán hubiera sido motivo de que nadie dejara de optar a una plaza en Baleares. Huelgan comentarios a tal falta de la verdad.

Otro momento importante donde este requisito es de nuevo un problema grave y, por tanto, acaban saltándoselo los propios políticos del Pacte que lo imponen, es cuando hay que acudir a contratar los refuerzos de temporada, al ser nuestra comunidad tan estacional en su llegada de turistas, con la multiplicación de la población flotante que ha de ser atendida. O los momentos de las epidemias anuales, como es la gripe cada invierno. También se ven obligados en estos casos a hacer cambalaches para “saltarse” la norma del requisito del catalán mediante absurdas excepciones para así poder atender la demanda.

Incluso más, sepa el lector que ante los casos de inminente jubilación de profesionales ya bregados y expertos en sus especialidades, se tantea a personal de la península de acreditada carrera profesional consolidada y en disposición de cambiar su ciudad de residencia por Baleares. Y es aquí cuando de inmediato surge de nuevo el problema: no tienen el nivel de catalán exigido. Eso provoca que al final la plaza sea cubierta por facultativo que finaliza su residencia, con plena ilusión, pero sin el bagaje y experiencia de quien ha de renunciar a venir por faltarle el requisito del catalán. Esta es  la realidad de lo que está pasando, que no nos engañen.

Para el caso del sanitario que ya está aquí y no tiene ese requisito reconocido es importante resaltar que no hay ni un solo profesional al que le falte una buena predisposición a escuchar al paciente en la lengua en la que prefiera ser atendido, incluso haciéndose ayudar si hace falta por algún colega local del hospital para ello. Las escasas reclamaciones (apenas 5 en total en muchísimos años) nos aclaran que ese no es un problema en la Sanidad. Incluso es más, los que necesitan expresarse en nuestra lengua local no tienen ningún reparo ni dificultad en entender las explicaciones que puedan recibir luego en castellano por parte de los sanitarios, pues no hay balear que no entienda correctamente el castellano.

La prueba palpable de lo que digo es el hecho de que se han tenido períodos donde el catalán no ha sido un requisito y, por tanto, tenemos a múltiples facultativos ocupando plaza sin tener ese requisito. El escasísimo número de reclamaciones evidencia que estos facultativos están realizando su tarea a plena satisfacción del paciente.

Y es que a nadie se le escapa que el que va al centro de salud o al hospital, lo que necesita es que le curen o le alivien su dolencia, no estando entre sus prioridades el enfrentarse a los sanitarios para exigirles que le hablen en catalán. Lo que quiere y necesita es un especialista capaz y preparado para que le cure.

Por eso está cada vez más claro que los que defienden que se les atienda exclusivamente en catalán, de manera que con ello justifican su exigencia de que el catalán sea un requisito para acceder al ejercicio de la sanidad pública, lo que pretenden realmente  es una imposición, pues en sus fines y objetivos están otras cuestiones que no son las propias del servicio público de la sanidad.

Estos fines y objetivos ya se han hecho públicos a través del partido político que más está apretando con este tema: el Referéndum de secesión para el 2.030, con Baleares como parte de los mal llamados Països Catalans. Ese y no otro es el problema, que no nos engañen.

La sociedad, que es la que manda, ya se ha cansado y se está movilizando. Con origen en Menorca ha llegado a Mallorca la inquietud de la sociedad civil, que reclama que dejen de jugar con esto. #MosMovem #EnMarcha #Let’sGo ha llegado para quedarse. Para bien de todos.

Y ante todo esto yo lo tengo claro: mérito si, requisito no. Que conste en acta.









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